Juana Doña Jiménez
Se cría en una corrala del madrileño
barrio de Lavapiés. En enero de 1933, con 14 años, se afilia a las Juventudes
Comunistas y comienza su actividad política con pegadas de carteles, reparto de
propaganda y prensa, y participación en manifestaciones y mítines. En septiembre
de ese mismo año, es detenida por primera vez mientras actúa de piquete en la
huelga general de Madrid. Es nombrada primero secretaria femenina del Sector
Sur y luego secretaria femenina del Comité Central de las Juventudes
Comunistas, para más tarde pasa a formar parte de la Agrupación de Mujeres
Antifascistas.
En 1935 vuelve a ser detenida en una reunión clandestina e ingresa en la
prisión de Ventas. Al salir, se coloca a trabajar en una fábrica de jabones. En
mayo de 1936, se casa con Eugenio Mesón.
Al estallar la guerra, Juana, embarazada, colabora en labores de retaguardia:
organiza cuarteles de reclutamiento, lava ropa y cacharros en los hospitales de
campaña, ayuda en las compañías de milicianos y en los talleres de confección.
En enero de 1937, nace Lina, su primera hija, que muere de meningitis a los 6
meses. En febrero de 1938 nace Alexis, su segundo hijo, mientras Juana sigue
compaginando sus labores en el Comité Provincial de la Agrupación de Mujeres
Antifascistas.
Tras el golpe de estado de Casado, su marido Eugenio es detenido y encarcelado
en San Miguel de los Reyes. Juana marcha a Alicante con su hijo, su suegro y su
hermana, intentando salir del país. Allí son apresados junto a los miles de
republicanos que con ellos se encuentran. Es trasladada con su niño al campo de
concentración de Los Almendros y de allí, al interior de un cine donde pasa
cinco días encerrada junto a otras mujeres y niños, para luego ir a parar a la
prisión de Alicante, y, posteriormente, a otro campo de concentración. Ante la
imposibilidad de clasificar a tantos miles de presos e intentando
descongestionar los campos de concentración, muchos de ellos son enviados a sus
ciudades de origen, donde los comités de Falange controlan los vecindarios y
detienen a todos los republicanos. Así, a finales de mayo de 1939, tras haber
pasado 45 días allí encerrados, Juana, su hermana y su niño son llevados a
Madrid en un tren de mercancías junto a otras presas en un viaje de 7 días.
Durante el trayecto presencian cómo varios niños fallecen en el interior del
tren y sus madres han de dejar los cadáveres en el andén de Valencia.
Al llegar a Madrid permanece escondida en casa de varias personas. Entra en
contacto con la organización clandestina del PCE y, en junio de 1939, acude con
documentación falsificada a la cárcel de Yeserías a visitar a su marido.
Colabora en un plan para sacar de la cárcel a varios dirigentes comunistas, que
no llega a realizarse con éxito. El 5 de diciembre de 1939 es detenida junto a
su madre y hermana, acusadas de pertenecer a la reorganización del PCE y de
estar implicadas en el asesinato del comandante Gabaldón. Juana es llevada a
Gobernación y torturada con corrientes eléctricas. El 24 de diciembre ingresa
en la cárcel de Ventas. Pasa primero 20 días en una celda incomunicada y,
después, pasa a la galería de penadas. Su madre, Paca Jiménez, y su hermana,
salen en libertad tras haber sido torturadas con corrientes en los oídos y en
una bañera con agua. Juana es de nuevo interrogada con patadas, puñetazos y
vergajazos, intentando sin éxito que delate a sus compañeros. Le introducen un
embudo en la boca que llenan con agua y hace que pierda el conocimiento. Tras
recobrarlo, es llevada a una sala donde encuentra a un hombre desnudo colgado
de los pies, sangrando, al que están torturando y fallece delante de Juana.
Allí mismo le colocan anillas en dedos y pezones en los cuales le aplican
corrientes eléctricas tras lo cual vuelve a perder el conocimiento. Al
recuperarlo, le introducen hierros en las uñas que van girando hasta que pierde
el conocimiento por tercera vez. Tras pasar varios días en Gobernación, es
devuelta a la cárcel de Ventas.
Allí, las presas se están organizando para transmitirse conocimientos unas a
otras. Juana se encarga de dar clases a mujeres analfabetas, así como de
recibir clases de otras presas que habían sido maestras republicanas. El 28 de
mayo de 1941 sale en libertad. Un mes más tarde, el 3 de julio, su marido es
fusilado junto a otros compañeros en las tapias del cementerio del Este.
Juana se pone a trabajar sirviendo y vendiendo pan en el mercado de San Miguel.
En 1944 vuelve a la lucha clandestina entrando en el Sector Sur del Comité
Provincial del PCE. Entra a formar parte de la guerrilla urbana madrileña,
dentro de la Agrupación Madrid, dirigida por Juan Sanz Pascual. Allí toma el
nombre de “Maria Luisa” para sus funciones de guerrillera, y cambia su aspecto
físico para evitar ser reconocida. Realiza varios viajes a Valdemanco, donde
unos compañeros presos trabajando en un destacamento penal le consiguen sacos
de dinamita que ella trae a Madrid viajando en coche de línea. Actúa como
enlace de Augusto Díez, llevándole documentos, armas y explosivos. Dirige los
atentados contra la Brigada Político Social y la embajada argentina, que
consiguen gran relevancia sin causar heridos.
El 25 de febrero de 1947 es detenida junto a su madre y llevada a la Dirección
General de Seguridad, donde es nuevamente golpeada e interrogada. Allí
presencia el suicidio de un compañero incapaz de soportar más torturas. En mayo
de 1947 es juzgada y condenada a pena de muerte. El PCE inicia una campaña
internacional para intentar salvar la vida de Juana y otros compañeros con
igual condena. Evita Perón, de viaje en España, intercede en favor de Juana y consigue
que su pena sea conmutada por 30 años de prisión. Sus compañeros de juicio no
corren igual suerte y son fusilados el 28 de agosto en el cementerio de
Carabanchel.
Juana ingresa en la cárcel de Ventas, pasando luego por las prisiones de
Málaga, Segovia, Guadalajara y Alcalá de Henares durante los casi 18 años que
pasa en total en prisión. Participa en una huelga de hambre en la cárcel de
Málaga y otra en la de Segovia. En la cárcel de Guadalajara se muestra crítica
con la condena de expulsión del partido y separación de cualquier actividad
conjunta aplicada a dos compañeras comunistas sospechosas de ser lesbianas.
El 1 de agosto de 1961 sale en libertad. Marcha a Francia donde entra en
contacto con el PCE allí establecido, y comienza una nueva etapa vinculada al
movimiento feminista. Años más tarde, funda el “Movimiento por la Liberación e
Igualdad de la Mujer”. Escribe varios libros entre los que se encuentran:
“Mujer”, “Desde la noche y la niebla”, “Gente de abajo” y “Querido Eugenio”.
Continúa su actividad política como miembro de CCOO, colaboradora de Mundo
Obrero y miembro del Comité Central del PCE.
Fallece el 18 de
diciembre de 2003 en Barcelona, a los 84 años de edad.